“CUANDO UNO ES BUEN GALLO, DONDE QUIERA CANTA”
México, D.F a 28 de noviembre del 2015
- § QFB Patricia quería ser actuario o matemático
- § La segunda persona que más sabe de Campylobacter en el mundo.
Siempre
me he preguntado que es más fácil: ¿Pensar, sentir o actuar? Siempre he dicho que es más fácil sentir , al
final es algo tan natural como comer; pero, el pensar y el actuar vienen
después; así es como la vida tiene sentido y al tener sentido, obtienes el
éxito.
Pero
lo que no nos han dicho es que para llegar a esta fase de la vida hay dos
factores que se tienen que tener en cuenta: perseverancia y tiempo. El tiempo
para dedicar a lo que te hace sentir, a lo que te apasiona; y se necesita la
perseverancia para poder tener todo lo anterior. Después viene que te paguen
por todo esto.
Fue
cuando el tiempo empezó a tomar sentido; Viernes, Sábado, Domingo, Lunes,
Martes, Miércoles, Jueves y otra vez Viernes; 23 escalones, un perro Schnnauzer
blanco, bueno, dos perros blancos Schnauzers. Una puerta café, que se abría con
un cordón, dos camas: una a mi derecha y la otra en frente mío. Un computador a
la izquierda, el escritorio donde se guardan los discos, los cosméticos, los
materiales de la escuela; incluso es ese escritorio que esta frente a la cama
donde se guarda la vida, donde empieza el primer encuentro.
Patricia
Arzate Barbosa, es una química egresada de la Universidad Nacional Autónoma de
México (UNAM), jefa de laboratorio de bactereología en el Instituto Nacional de Pediatría (INP) y
la perfecta víctima para poder demostrar esta hipótesis mía en donde la perseverancia
y la pasión te llevan al éxito.
Estábamos
en la casa de su madre, que también es mi casa y que por cierto, su madre es mi
abuela. Fue ahí en el primer encuentro donde se establecieron las reglas del
juego; lucía segura, como si no me fuera a relatar más de 30 años de vida
profesional, en donde su vida es más allá que una pasión: son partículas,
bichos y bacterias.
Cuando
nos dimos cuenta que estábamos en igualdad de condiciones, nos percatamos a quien nos enfrentábamos. Tal vez la unión
parental nos unía, pero ese día era algo diferente: una barrera se levanto para
que tomará forma de…
Pasaron
5,10, 15 minutos para poder tomar en cuenta las reglas del juego; eso no
importo mucho, el tiempo se volvió efímero, pero no se volvió algo que pudiéramos
olvidar, por que fue muy exacto, como las tazas de agua que tome esa noche.
Después, todo volvió a la normalidad, ella volvió a ser mi tía y yo su sobrina.
Llego el día deseado…
Transcurría
el segundo día, el día en donde las cosas fueron diferentes, mismo lugar: Casa
de la abuela, en un sillón para 3 personas, en donde siempre se sientan 5; con
una mesa en dónde la noche anterior había tomado 3 vasos de agua de Jamaica, en
un sillón en dónde la química Patricia Arzate había estado.
Sentada
a mi izquierda, con una cámara en frente y un celular que fungía como micrófono,
empezamos la pelea:
“Siempre
me decían que cuando se estudia algo que a uno le gusta y que luego uno trabaja
en eso, es como doble premio, por que aparte de que es un hobbie, te pagan por
hacerlo.
Sin embargo, creo que la vida siempre me
había mandado señales de que yo sería química de grande. El único lugar donde
mi mamá (mi abuela) me hacía hacer todo lo que yo quisiera era la cocina; ahí
yo experimentaba con la comida, veía las reacciones de mis hermanos a los
cuales les cocinaba, veía si se enfermaban o no, si les gustaba o no (ríe) ahí
no importaba mucho su opinión, tenían que comérselo por que era lo único que
había, así que siempre les gustaba. Incluso llegue a pensar que era una buena
cocinera.”
Después
de un tiempo la química llego a la vida de Patricia pero había una amiga muy
cercana que la hacía dudar acerca de que carrera elegir. Esta amiga entrometida
muchos la conocen y se llama: Las matemáticas.
“Al
principio me gustaba mucho las matemáticas, por que era la única materia en la
que iba bien (ríe), yo quería ser matemático o actuario, pero al pasar el
tiempo quería saber más. Si estudiaba solamente matemáticas, me iba a perder el
microscopio; la ventaja de química, es que ahí llevaba las dos cosas.”
Pero
a veces la vida no es como uno la sueña, hay muchos tropiezos que uno tiene antes
de llegar a dónde se quiere. La química no sufrió de ese problema, por que una
gran cómplice, (que para muchos es un delirio) le ayudo a entrar directamente a
el INP: la tesis.
“Yo no tuve ese problema, estaba terminando
de estudiar empecé hacer la tesis; me conectaron con un doctor del INP para poder
realizarla en sus instalaciones; empecé a adelantar materias para salir antes y
poderme llevármela suave con eso […] Así, poco a poco fui entrando al hospital,
me decían que si les podía ayudar con el trabajo, hice interinatos, suplir a la
gente y después me ofrecieron una plaza y me quedé ahí para siempre”
COMO LLEGUE A LA UNAM…
Primero
laboratorista, después químico, y en 1994 fue cuando Patricia Arzate Barbosa se
convierte en Jefe de laboratorio de bactereología en el INP, en dónde un doctor
y un examen de habilidades, las cuales no eran nada sencillas, la ayudan a
ingresar como profesora a la Facultad de Medicina de la UNAM. Años después esa
misma experiencia laboral, le abren paso a su segunda plaza como profesora en
la Facultad de Química de la misma institución.
Estábamos
ahí sentadas, en ese sofá un poco grande para mi estatura; ella explicándome un
poco de todo lo que ha hecho a lo largo de su vida profesional, tratando de
profundizar su explicación con movimientos de sus manos.
“Es agradable compartir con los alumnos las
experiencias, para que ellos los tengan en cuenta.”
Hay
muchas cosas que no sabremos de Patricia Arzate, como que es una química
reconocida a nivel nacional e internacional; cabe destacar, que la química al
mencionar esto siempre le brillan esos ojos azules que tiene como el cielo, ese
cielo que para ella no fue su límite. Nos habla de esa brillante carrera de
investigación, como si fuera algo tan sencillo como respirar.
LA INVESTIGACIÓN COMO SEGUNDO TÉRMINO.
Patricia
Arzate ha colaborado en muchas investigaciones, tanto nacionales como
internacionales. La más importantes o que por lo menos para ella significa algo
más allá que una simple investigación: un estudio colaborativo sobre el
Síndrome de Guillain-Barr, junto a la asociación de Campylobacter Jejuni en
dónde participaron la Universidad de Pennsylvania, Philadelphia, US, Jhons
Hopkins University de Baltimore, Universidades de Copenhagen Dinamarca, Lugano
Suiza, Shijazhuang de la Republica de China y el INP de México.
“La mejor satisfacción de ese viaje fue que
fui a ver los laboratorios de Jhons Hopkins que es la persona que más sabe de
la enfermedad, ¿Y sabes qué, Ale? Cuándo estaba allá, con él, me dijo: ¡qué yo
era la segunda persona a nivel mundial qué sabía más de la enfermedad de
Campylobacter! ¡la segunda que más sabía!”
No
sé como describir esa sensación que uno tiene cuando le cuentan el logro
profesional más grande que tiene una persona; yo estaba justo en frente de
alguien que consiguió algo más grande que el dinero, un reconocimiento moral
que engrandece el alma y al cuerpo.
Y
aunque la investigación no sea en dónde más invierte su tiempo la química, ella
sabe que en la institución dónde ella labora es una gran herramienta para no
dejar a un lado este ámbito de la ciencia.
“CUANDO UNO ES BUEN GALLO,
DÓNDE QUIERA CANTA”
“El consejo que yo le doy a mis alumnos de química o de medicina:
estudien mucho pues el querer es poder, todos tenemos el mismo coeficiente, la
diferencia es la responsabilidad que cada uno ponga en sus estudios. Cuando uno
quiere tarde que temprano lo van a contratar en alguna dependencia, la que
ellos quieren desarrollarse como investigadores, como profesores.
Lo importantes es ser lo mejor que uno pueda, sea maestro, sea
científico, sea sólo químico o médico. Qué sean honestos, y que cuando uno es
buen gallo, dónde quiera canta.
Nuestro problema en México es que tenemos muchas personas que terminan
la carrera pero no hay plazas en donde laborar, pero tarde que temprano, cuando
uno es bueno, le van a echar el ojo. No hay que ser del montón, no pongan
pretextos; mucho empeño para que alguien los contrate.”
Nunca
es tarde para recibir un consejo, y que esto no solamente sea para unos
cuantos, que sea para todos. El trabajo cuesta, pero es el único aliciente que
uno tiene para que en la vida uno viva de éxitos, de pasiones y no solamente de
una cotidianidad que se vuelve eterna.