martes, 24 de marzo de 2015

SE MI NOVIA, LE DIJE.

-El otro día pregunte por ti.
-¿A quién?
-A tu amiga, la de la cola redondita.
-Depravado.
Me soltó una cachetada. Después de eso le agarré la mano y seguimos caminando; ella desistía.

-De verdad pregunte por ti.
-Si te vuelvo a preguntar  "¿A quién?" seguro me respondes: "A tu amiga, la de cola redondita"; redondita tus pelotas, idiota.

Le solté una nalgada y me volví a ganar una cachetada. A diferencia de la anterior, está fue menos dolorosa. Decidí dejar el pleito por las buenas, tenía los cachetes rojos y no por el frío. Tremenda mujer la que tengo a mi izquierda, pensé en voz alta. Idiota, me dijo. Me soltó de la mano y se echo a correr, decidí alcanzarla, la abrace de la cintura por la espalda.

-Perdóname.
-Sigues siendo idiota.
-Acaso, ¿no soy tu idiota favorito?
-Cállate.

Me paré en seco, le dí la vuelta; quedamos mirándonos de frente. La miré y me miró. Le tomé la barbilla y una lágrima caía lentamente por su cara; utilice mi pulgar para limpiar el sentimiento que acababa de derrochar por sus ojos, esos ojos negros y profundos que me tenían loco. Decidí besarla.

- ¿Por qué lo haces? me preguntó.
-Por qué me tienes loco, querida. ¿Acaso no hay mejor explicación que esa?
-Eres un hijo de puta, viendo la cola de todas. Las desnudas con la mirada.
-Hubieras tenido razón hace dos minutos.
-¿Por qué? Acaso, ¿dejaste de ser un depravado?
-Sí

Hasta ese momento seguía mi mano en su barbilla. La volví a besar y ella me siguió el juego. Nunca podría describir el momento en que deje de ser un depravado. Empece a desnudarle el alma. Seguimos caminando, dándonos un beso cada tres pasos. Me agarró más fuerte de la mano. Sé mi novia, le dije. No contesto. Me abroche el botón que tenía medio suelto de la gabardina, le puse mis manos en su cintura, me arrime a ella. La miré.

-¿Es una orden?
-Es una propuesta.
-¿La tengo que aceptar?
-Deberías.
-¿Tengo que responder ahora?
- Puede que cambie de opinión mañana.
-¿Sigue siendo una orden?
-Mejor deja de preguntar y responde.
-Sí.

Ahora estoy aquí, en su cama esperando que despierte...

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